Ágata se va a casar
con un brujo de la aldea,
y va ordenando su ajuar
dentro de una chimenea.
Coloca con sumo esmero
encima de la ceniza,
su magnífico ropero,
y aquel libro con que hechiza.
Tiene tres faldas plisadas,
y unos guantes de caimán,
dos bufandas coloradas,
y los zapatos de Juan.
Dos calderos negro mugre,
tres cucharones de palo,
la leña para la lumbre,
y el canto de Iván el malo.
De cabra guarda una pata,
siete colas de ratón,
una caja de hojalata,
y la aldaba de un portón.
Ágata se casará
el treinta y uno de octubre,
la luna de miel será
en lo alto de esa cumbre.
Con su brujo flacuchento
en su escoba volarán
impulsados por el viento
a la cima del volcán.
Mientras, en la chimenea
está guardando su ajuar,
por si vuelven a la aldea,
a embrujar, y a molestar.
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